
Esta es una de las novelas publicadas póstumamente. En este caso, en 1910. Siempre existió la sospecha de que Michel, hijo de Jules Verne habría modificado gravemente el original de su padre. Las sospechas se confirmaron en 1977 cuando Piero Gondolo della Riva encontró el manuscrito original. La Société Jules Verne francesa publicó la versión original en 1985 con un prólogo de Olivier Dumas, a la sazón, presidente de la SJV, en el que explica las diferencias entre el original y la versión de Michel Verne.
Resulta muy curioso el cambio de época impuesto a Michel por el editor Jules Hetzel, hijo a su vez del editor tradicional. La acción se traslada del siglo XIX al XVIII, lo cual obliga a Michel a repasar el manuscrito minuciosamente en búsqueda de anacronismos. Así, por ejemplo, se ve obligado a sustituir el tren por la silla de postas. No obstante, se le escapan algunas. Olivier Dumas las señala, pero no he encontrado alusión a la siguiente: en cierto momento una voz interpreta El canto del odio, ofensiva para los húngaros. Es este un poema publicado por Georg Herwegh en 1844 en el que autor no ataca a ninguna etnia, sencillamente anima a los alemanes a luchar por la libertad, en todo caso, contra el poder de la iglesia. En la versión de Michel, la autoría del Canto de odio se atribuye a un tal Federico Margrade, del que no he encontrado referencia alguna.
Henri Vidal, un ingeniero francés residente en París, ejerce como narrador de la historia. Vidal recibe una carta de su hermano Marc en la que le pide que acuda a Ragz, Hungría, para un feliz acontecimiento: su próxima boda con Myra Roderich.
Myra pertenece a una distinguida familia de Ragz, formada por su padre, un eminente y apreciado médico, su madre y su hermano, el fogoso capitán Haralan. Myra había tenido un pretendiente anterior rechazado: Wilhelm Storitz, alemán, hijo del célebre químico ya fallecido Otto Storitz, de Spremberg, especialista en rayos Roentgen o rayos X y con reputación de brujo.
Henri viaja a Ragz para asistir a la boda que se fija el 15 de mayo. Mientras, se producen algunos fenómenos inexplicables en la ciudad, por ejemplo, justo antes de desembarcar, Henri oye unas palabras de amenaza a los novios, pero no ve a quien las pronuncia. Storitz vuelve a pedir la mano de Myra y, al ser rechazado, amenaza a los novios con grandes desgracias.
Un día desaparece misteriosamente el cartel anunciador de la boda de la Casa Consistorial pese a estar custodiada. La tarde del 4 de mayo se celebra una fiesta en casa de los Roderich con asistencia de toda la sociedad de Ragz, incuyendo las autoridades. En cierto momento, una voz entona una canción alemana que ofende a los húngaros, a continuación, se ve como el ramo de novios es destrozado por una mano invisible y la corona nupcial parece salir volando del salón. Las sospechas apuntan a W. Storitz pero no se explican cómo lo hizo. La policía registra la casa de los Storitz sin resultados. Solo una ampolla conteniendo cierto líquido pareció caer y romperse por iniciativa propia en el momento en que un policía iba a cogerla. Hallan la corona nupcial confirmando las sospechas de implicación de Storitz.
El 15 de mayo tiene lugar la ceremonia. En el momento de la consagración se oye un grito y la hostia consagrada es arrancada de las manos del sacerdote, hecha trizas y arrojada al aire. Se oye una voz con nuevas amenazas y Myra sufre un desvanecimiento y pierde la razón. Sospechan que W. Storitz tiene la capacidad de hacerse invisible.
La población aterrorizada destruye la mansión de los Storitz, creyendo que Wilhelm está dentro. Sin embargo, el día 22, Henri Vidal y el jefe de policía oyen casualmente a Storitz mientras pasean por la isla Svendor. Este menciona dos licores que permiten hacerse invisible o recuperar la visibilidad a voluntad. Tratan de atraparlo pero fallan.

Vía Wikipedia
La familia Roderich decide abandonar Ragz y marchar a París con Henri. Cuando están partiendo, Myra desaparece. El capitán Haralan, un teniente y Henri buscan a Storitz entre las ruinas de su casa. Lo encuentran pero sigue siendo invisible. El capitán lucha a sable con él y … Bueno, mejor no desvelar el final.
Como se observa, Verne se introduce en el mito de la invisibilidad en el sentido platónico. El propio Verne cita la leyenda que figura en la República de Platón del Anillo de Giges, que da la invisibilidad al que lo posee y que es inevitablemente utilizado para ejercer el mal. Por la misma época, H.G. Wells publica El hombre invisible, sobre el mismo tema. Parece evidente que Verne conoció esta obra, publicada en 1898, mientras que él escribió la suya a partir de 1901.

Dentro de la polémica sobre si Verne es o no un escritor de ciencia ficción, se suele argumentar que Verne se limita a divulgar avances de la época y que siempre se esfuerza en dar un tinte de verosimilitud a sus inventos. Por contra, Wells, padre sin duda de la ciencia ficción ─según la opinión mayoritaria de aquellos que rechazan esta condición para Verne─, recurriría a tecnologías semimágicas y totalmente imaginarias. Pues bien, en este caso, es Wells el que hace un mayor esfuerzo de explicación de como se llegó al elixir de la invisibilidad. Su intento de explicación, aunque primitiva, resulta extrañamente acertada, pues las actuales investigaciones en ese campo, se basan en conseguir materiales con índices de refracción extraños. Verne se limita a indicar que se encontraron papeles en el laboratorio de Storitz con fórmulas ininteligibles y enigmáticas alusiones a los rayos Roentgen (rayos X) que no permitieron reproducir el proceso. Eso sí, nos indica algunos de los aparatos presentes en el laboratorio. Por ejemplo, una bobina Ruhmkorff o bobina de inducción que genera chispas de alta tensión a partir de corriente continua de baja tensión. También menciona el horno de Moissan, ─Henri Moissan, premio Nobel de Química en 1906─ capaz de alcanzar más de 4000 ºC, con el que pretendió sintetizar diamantes artificiales sin conseguirlo. En su lugar, logró sintetizar carburo de silicio, SiC.

Además, se encuentran diversas muestras de los metales o metaloides incluidos en la denominación de «tierras raras», un pequeño gasómetro de acetileno, para alimentar las lámparas fijadas aquí y allá. En el centro del cuarto, una mesa rebosante de papeles, con útiles de escritorio, y tres o cuatro volúmenes de las obras completas de Otto Storitz, abiertos por el capítulo de los rayos Roentgen.
También llama la atención que el invisible de Wells es más coherente, pues solo es invisible su propio cuerpo y no las ropas con las que se cubre. De este modo, cuando quiere ser visible se viste e, incluso, se venda cabeza y manos. Por el contrario, la invisibilidad de Verne se extiende a la vestimenta del invisible, incluyendo todos los objetos que pueda transportar en manos o bolsillos, pero no, paradojicamente al ramo de novios, corona nupcial, hostia consagrada o al sable con el que lucha.
Además de Wells y Verne, la invisibilidad ha estado muy presente en la ciencia ficción y en la fantasía. Star Treek, El señor de los anillos y Harry Potter son ejemplos de ello. Durante décadas, los físicos la han considerado imposible, señalando que viola las leyes de la ciencia. Sin embargo, nuevos avances en la teoría y la práctica de «metamateriales» han obligado a revisar las leyes de la óptica.
El conocimiento de la naturaleza de la luz y la explicación de su comportamiento se remonta a las llamadas Ecuaciones de Maxwell del electromagnetismo, enunciadas en 1865. Si unimos el carácter electromagnético de la luz y los avances en teoría atómica que se dan desde finales del siglo XIX con el descubrimiento de protón, electrón y, poco después, núcleo y distribución electrónica, se empieza a comprender por qué unos materiales son opacos y otros transparentes. La mayoría de los gases y los líquidos son transparentes porque la luz encuentra camino entre los huecos dejados por átomos o moléculas, siendo ese espacio mayor que la longitud de onda para la cual ese material en particular es transparente. Por el contrario, los sólidos tienden a ser opacos al ser esos espacios menores que la longitud de onda. No obstante, algunos sólidos cristalinos ─aquellos en los que los átomos están ordenados geométricamente─ y algunos amorfos ─los que presentan una distribución desordenada de sus átomos─ son también transparentes ya que, dicho de forma sencilla, la luz encuentra una trayectoria a su través. La invisibilidad es, por tanto, una propiedad de la interacción de la radiación electromagnética con el nivel atómico de la materia, regida por las leyes de Maxwell. Los intentos clásicos de generar invisibilidad se centraban más bien en el uso de camuflajes, o bien en reducir ecos, o que estos fueran dispersos, para no ser detectados por radares. Se trata, evidentemente de estrategias de interés militar.
Recientemente se han desarrollado unos materiales exóticos que poseen propiedades ópticas que se creían imposibles. Se les ha dado en llamar «metamateriales». En ellos, el índice de refracción se comporta de forma extraña. La refracción es la desviación que experimenta la dirección de propagación de un rayo de luz cuando pasa de un material a otro. El índice de refracción nos da una cierta medida de la amplitud de esa desviación. Normalmente, el índice de refracción es constante si el material presenta propiedades constantes y, se creía, siempre positivo.

Vía: https://www.berkeley.edu/news/media/releases/2008/08/11_light.shtml
En 2006, en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, se crearon los primeros metamateriales con propiedades ópticas extrañas. Una mezcla sofisticada de cerámica, teflón y componentes metálicos rodeando anillos de cobre lograba doblar la trayectoria de las radiaciones de microondas, al modo en que una corriente de agua rodea un obstáculo en un río, de forma que un anillo de cobre en el interior resultaba invisible para esas frecuencias. En seguida, en la Universidad de Berkeley, California, elaboraron un material que conseguía lo mismo en las frecuencias del rojo y del infrarrojo cercano.

Vía: https://www.berkeley.edu/news/media/releases/2008/08/11_light.shtml
En 2007, científicos de Iowa y de la Universidad de Karlsruhe lograron lo mismo para más frecuencias dentro de la zona del rojo del espectro visible con metamateriales con estructura tipo sándwich con vidrio, plata y fluoruro de magnesio. También en 2007, científicos del Instituto Tecnológico de California anunciaron la creación de un metamaterial con índice de refracción negativo para la región azul-verde del espectro.
Más recientemente, en 2019, una empresa canadiense de camuflaje militar ha anunciado la creación de una «capa de invisibilidad» que funciona en el visible, infrarrojo y ultravioleta.

La web de esa compañía dispone de vídeos francamente espectaculares, pero se reservan los derechos de reproducción, así que lo mejor es que visitéis la web en este enlace. Se supone que es un material fino, económico y flexible. Si es como dicen, solo faltará perfeccionarlo, pero la búsqueda de la invisibilidad, al menos en la versión capa de Harry Potter, ha terminado.

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